viernes, 17 de agosto de 2012

Cien días de fracaso

Se han cumplido los cien primeros días de la segunda legislatura de José Antonio Griñan como presidente de la Junta de Andalucía. Por segunda vez, los andaluces estamos gobernados por un presidente que no ha aprobado el examen de las urnas. En su primera legislatura, la del dedazo de Chaves, se encontró con el sillón regalado. En esta segunda legislatura se ha convertido en un presidente que, en lugar de gobernar, se ha dedicado a repartir el poder entre los dos partidos que han perdido las elecciones autonómicas.

La hoja de ruta que ha marcado el presidente de la Junta en sus primeros cien días de gobierno nos da una idea de los derroteros que va a tomar el gobierno andaluz en esta legislatura, dure lo que dure. Ese “otro camino” que nos quiere vender la propaganda socialista no es más que una involución a los peores años del ‘chavismo’ en Andalucía.

Griñán preside el gobierno más radical de la historia de la autonomía. Y digo preside porque sin duda Griñán, aunque presida, no lidera. Tras el pacto de perdedores que han configurado PSOE e IU, las decisiones del gobierno andaluz quedan supeditadas al sostenimiento de un pacto postelectoral. Griñán ha convertido a la sociedad andaluza en un rehén del gobierno bipartito.
En Andalucía padecemos un gobierno autonómico que actúa con la soberbia de un sistema de partido único: no hagamos nada para que todo permanezca como está. El gobierno de España, presidido por Mariano Rajoy, ha tomado las decisiones más difíciles y más necesarias para el interés general y el progreso, que probablemente haya tomado un gobierno en la España democrática. Sin embargo, el bipartito Griñán-Valderas ha optado por la confrontación partidista, la deslealtad institucional y la obsesión electoralista. Gobernar no puede ser un ejercicio permanente de propaganda falsa cuyos frutos son la decepción y la erosión de la política y la democracia.
Es lo que ha ocurrido con la aprobación de un supuesto Plan de Empleo que el presidente nos anunció en el discurso de investidura, sin preocuparse de analizar las causas del fracaso de todos los planes de empleo de la legislatura anterior. Que la ‘medida estrella’ de este gobierno en sus cien primeros días sea un nuevo ‘Plan E’ para limpiar bosques en el que no se gastan ni un tercio del dinero defraudado en los ERE, es una desgracia para nuestra comunidad que ostenta el triste récord del 34 por ciento de su población activa en el paro.
En estos cien días no han aprobado ni una sola reforma en las políticas activas que favorezcan el empleo, sólo se han preocupado de poner en práctica medidas de carácter partidista y oportunista, para beneficio exclusivo de los miembros de Izquierda Unida y del PSOE.

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