domingo, 1 de marzo de 2009

Hay quien también (tan bien) miente en su currículum

Exagerar, 'embellecer' la vida laboral... Puede llamarse de muchas maneras, aunque el hecho de no decir la verdad en el currículo –por exceso o por defecto– es una costumbre que frecuentan jóvenes inexpertos en busca de su primer empleo, pero también altos ejecutivos.

Hay casos famosos, y la política nacional (y municipal) es un vivero de engordadores, desde Luis Roldán hasta los «estudios de Economía y Derecho» de José Montilla, los estudios de ingeniería industrial de Patxi López, pasando por la supuesta formación de José Blanco, las imprecisiones curriculares de Bernat Soria, entre las que se cuenta un periodo de formación investigadora (1979-1980) junto a Erwin Neher y Bert Sakmann (Premio Nobel de Medicina), con los que el ministro de Sanidad no coincidió.

Normalmente el currículo es la primera información que una empresa recibe sobre un candidato en el proceso de selección de un puesto de trabajo. Por eso algunas personas inflan su currículo para impresionar a la empresa desde el principio. Existen varios apartados que pueden ser amañados para intentar dar una buena impresión como son la edad, el nivel de idiomas, la educación, la experiencia laboral y las habilidades sociales.
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Inflar el currículo es una mala idea. Los responsables de la selección pueden detectar el engaño durante la entrevista personal cuando el entrevistado no pueda dar algunos datos concretos o titubee demasiado. Es obvio que el candidato perderá muchos puntos en el proceso de selección si el entrevistador descubre una exageración o una mentira en su currículo.
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Además, muchas empresas buscan las referencias para recopilar más información sobre el candidato y para contrastar las informaciones que se dan durante la entrevista y en el currículo. Para puestos que requieren unas habilidades específicas muchas organizaciones realizan pruebas de nivel que evalúan los conocimientos que posee el candidato. De esta forma la persona ha exagerado en alguna sección de su currículo fácilmente será descubierto.
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Al final le dirán: TE HEMOS PILLADO, pillín.

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